jueves, 21 de enero de 2010

MuLTiCuLTuRaLisMo

Todas las exposiciones giran en torno al sistema económico de nuestros días; las primeras hacían referencia al funcionamiento globalizado de materias específicas como la empresa farmacéutica, el narcotráfico o las economías emergentes. En cada temática, siempre me venia a la mente el caótico mundo que nos rodea en el cual se reflejan las desigualdades más dispares. El hecho de nacer en un sito o en otro marcará el transcurso digno o miserable de tu vida.
Contemplamos un mundo con una mayor relevancia de aquellos países que están inmersos y participan activamente de los beneficios de este sistema (como China). En contraste, también hemos observado a cerca de los países que están marginados y sobreviven como buenamente pueden (como es el caso México o algunos países del Mercosur). En definitiva, lugares privilegiados o lugares que se lucha por la supervivencia del día a día.
Pero, ¿Que pasaría si nos pusiéramos en la piel del otro renunciando a muchas de las comodidades que pasamos desapercibidas?

Tras mis divagaciones interiores decidí hacer una pequeña reflexion a cerca del mestizaje, sobre el multiculturalismo que debería existir en el mundo globalizado. En donde la población no se aprovecharía del resto sino que cooperaría para la creación de un mundo mejor.

Así pues, uno de los aspectos de los que tendríamos que estar más orgullosos de nuestra sociedad de hoy en día es el mestizaje cultural, sin embargo parece que esta convivencia social es planteada como un problema, como una lucha constante entre los diferentes tipos de sociedades.
En la actualidad hablar del multiculturalismo, nos traslada irremediablemente al ámbito de la globalización, es decir, a la difuminación de fronteras, la red de información global de los medios de comunicación, l
a interconexión de los problemas mundiales,… Por todo ello debemos mencionar la creación paulatina de la sociedad global, una sociedad enclaustrada en un sistema que no se plantea en cambiarlo. Este sistema se trata del capitalismo en donde el hombre postmoderno debería tener conciencia de los propios errores que genera: el exaltado individualismo, las desigualdades económicas, las pocas posibilidades de oposición de los diferentes,… La injusticia social, la degradación ambiental y la especulación financiera son las características del mundo de hoy.
Es urgente regenerar la razón, donde las esferas de la vida humana no se guíen por los intereses particulares. Tenemos pendiente cambiar, antes de que sea demasiado tarde, nuestros modos de vida: la educación, la política, la compresión do mundo,… Así reformularíamos las actividades del ser humano reconciliándonos con cosmos a través de nuevos comportamientos, investigaciones, sistemas de producción,…
El capitalismo imperante no solo ha roto los nichos ecológicos y económicos de los países en vías de desarrollo, sino también sus nichos culturales, sociales etc.; y en vista de todo esto tenemos a millares de inmigrantes procedentes de tales países que emigran en búsqueda de una vida mejor. A pesar de que deberíamos tratarlos como meros invitados de lujo de nuestra casa diferentes autoridades han puesto en marcha medidas como: la necesidad de una cuota de detenciones de inmigrantes al día; el incremento de altura de las vallas electrificadas que separan el territorio; o nuevas medidas xenófobas como las introducidas por el gobierno Berlusconi en Italia entre las que destaca la expulsión de los rumanos.
El reto de hoy en día, es incrementar la capacidad en el interior de los estados, y también entre ellos de desenvolver una pedagogía y respeto a la diversidad de intereses, valores, comportamientos y opciones vitales.
Parece un reto complicado en una sociedad que entiende su existencia con respecto a los otros como un juego de estricta suma cero, porque el compatibilizar nuestras costumbres, modo de vida, religión con otra u otras diferentes, supone un disparo certero a los cimientos que mantienen vivas nuestras tradiciones. Estas las tendemos a juzgar de superiores, y no son más que el medio para garantizar los privilegios de una clase dominante.

El multiculturalismo solo tiene sentido si se define como la combinación de una unidad social y una pluralidad cultural mediante intercambios y comunicaciones entre actores que utilizan diferentes categorías de expresión, análisis e interpretación.
En definitiva es un intercambio que implica igualdad de condiciones. Sólo desde la base del reconocimiento de equivalencia de una cultura con otra se puede llegar a situaciones de enriquecimiento mutuo, el respeto por lo diferente ha de partir desde el conocimiento y aceptación de sus diferencias.
El fenómeno del mestizaje hace despertar a aquellos que piensan que la cultura o la tradición es algo eterno e imperturbable. Admiramos los viejos usos de nuestros antepasados en la medida que debamos otorgarle nuestro reconocimiento, pero no los sacralicemos, las culturas evolucionan cómo evoluciona el código genético de las criaturas que la conforman.
El dilema de la multiculturalidad, es aquel en donde se reflexiona sobre la protección de los usos o costumbres que atenten contra los derechos universales del hombre. Mi opinión es que cualquier uso que ponga en entredicho la integridad física o moral del ser humano y su propia dignidad no solo merece ser superado, sino también perseguido.
Nosotros, a pesar de ser culpables de expoliar sus recursos naturales y productivos, cerramos la puerta para no perjudicar nuestro maravilloso sistema de estado de bienestar.
Un gran número de personas al año se dejan la vida por alcanzar el sueño de una vida mejor en estos países. Es urgente dedicar esfuerzos humanos y económicos medidas en proyectos y programas para la cooperación para el desarrollo de los países de origen.
No debemos perseguir a los inmigrantes en si mismos sino denunciar a aquellas organizaciones que en vez de ayudar a los países pobres no hacen más que aumentar su deuda externa y estrangular sus maltrechas economías.

Es hora de una vez por todos que la multiculturalidad sea bien vista por toda la población, una educación que destaque la importancia de la tolerancia y el respecto por los demás sin tener en cuenta sus diferencias con respecto a uno mismo. Entendiendo la situación del prójimo como si fuera la nuestra cambiaría completamente la atención a esta problemática, pero de momento parece que el egoismo y la propia visión del mundo siguen marcando la historia de la humanidad.

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